Soledad

Llegué al templo para poder estar sola,me arrinconé entre sus columnas y me senté a la espera de que ocurriera algo nuevo.

Paseé con la elegancia que me caracterizaba por el trecho que separaba el palacio del templo. Me gustaba visitarlo y orar por mi madre algunas veces. Cuando llegué, el lugar estaba insolitamente solitario. Paseé zigzagueando entre las columnas.

-Eoween...-dije, en voz baja, a modo de saludo.

Levanté la cabeza.
[color:a520=[color=indigo]red]-¿Principe?-[/color]dije.-¿Qué os trae por aquì?

-¿Cuántas veces he de repetirlo? Olvida las formalidades-dije, mientras me agachaba a su lado-Me pondrás enfermo.

Se agachó a mi lado
-Lo siento.-Dije.-¿Qué haces aquí?

-Venía a... rezar un poco. Hace mucho que no pido por el alma de mi madre-sonreí con resignación-¿Y tú qué haces aquí tan solitaria?

-Pensar,necesitaba silencio,la gente no se calla.-Dije.-Es demasiado para mí.

Posé una mano en su frente en gesto de burla y sonreí con cierta picardía.

-¿Seguro que no estás enferma?

-¡No!y deja de reírte de mí,eres cruel.-Dije.