Presentaciones

-Oh que mayor.Hola señor adulto.-dije con sarcasmo.

-Hola bebé vampirita.-Dije intentando devolverle su moneda.

Le agarré por los cuellos de su camisa y lo llevé hasta un callejón oscura.-Juro que como me vuelvas a llamar vampirita te dreno la sangre.-le dije rechinando los dientes.

-Oh que miedo.-Dije.-Ahora suelta mis cuellos y no seas maleducada.

-No eres quién para darme órdenes.¿Te queda claro?-le pregunté soltandole el cuello de la camisa para pasarselas alrededor de su cuello y cerrarlas entorno a él.

-Y tú no eres nadie para tratarme así,vampirita...-Dije riéndome.

-Me sacas de mi casillas.-dije apretando mis manos entornó a su cuello.Notaba su calor y el latido de su corazón.

Apreté sus muñecas
-Y tú a mi.-Dije.-Pero yo no intento ahogarte.

-No pero intentas que te mate para que después me maten a mi.-respondí me estaba apretando las muñecas.Me estaba haciendo daño pero no pensaba soltarlo bajo ninguna condición.

-No lo dudes,bueno vas a decirme algo interesante como que me vas a soltar de una vez.-Dije.
Esta chica comenzó a llamar mi atención ¿Era mi reto?

-Sueltame y hablaremos.-le di como toda respuesta.Con mucho placer acabaría con él.

-De eso nada,las damas primero.-Dije.

Me estaba apretando realmente fuerte las muñecas pero en vez de soltarle le arañe el cuello.Noté su sangre en mis dedos.

Me araño.
-Ay!Eso duele-Dije.

-Yo en cambio lo veo como fuego líquido que me pide que beba de él.-contesté con el deseo pintado en mis ojos.

-Pues será mejor que no se te ocurra hacerlo.-Dije.

Solté una de mis manos de su cuello y me lleve las puntas de los dedos manchados de sangre a la boca.La probé era deliciosa.

Me alejé de ella.
-Como pensaba eres igual que todos los vampiros.-Dije.-Ahora que he visto que eres igual que todos ya no eres tan interesante .Estaba molesto por su gesto.

-No puedo decir lo mismo de tu sangre.Es tan deliciosa.-dije apoyándome contra la pared del callejón.

-Pues vas a tener que despedirte de ella porque no la volverás a probar nunca más,nunca.-Dije.

-Tranquilo nunca bebería sin tu permiso.-le dije cerrando los ojos para rememorar el sabor de su sangre.

-Pues lo acabas de hacer.-Dije.
Metí las manos en los bolsillos

-No solo la he probado y no te he mordido.-le aclaré aun con los ojos cerrados.

-Da igual,es mi sangre.-Reí,en el fondo me hacía gracias.

-¿Por qué te ries,Dain?.-abrí los ojos de repente mostraban mi sed de sangre.